domingo, 25 de octubre de 2015

SOLEDADES 2ª parte: "momentos en la Quinta"





















Momentos en La Quinta de los Molinos.

Otro bosque me habla, y sus hijos me miran; alargan los brazos para que les reconozca en su compañía, mientras yo me empeño en buscar la soledad, pero me lo impiden; me llaman con la luz de sus rugosas pieles, con la calidez del marrón otoñal, sus brazos descarnados, mutantes,... el frescor del atardecer, que les indica que se aproxima el cambio..la noche. Yo me voy abrumado por la inesperada compañía, me despido de mis hermanos, toco su cálidos cuerpos que me llenan de energía, y dejo que la soledad del bosque me abrigue, una vez más.


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martes, 21 de octubre de 2014

SOLEDADES: El Bosque y yo...con la soledad me abrigo

Nunca tuve miedo en el bosque. Al contrario: la sombra me cobija y la humedad enlentece mis pensamientos, que fluyen como a cámara lenta en un "time lapsed" desvirtuado, marcha atrás... donde las imágenes que se suceden son las mismas que veo, como si se grabasen en algún lugar del inconsciente, y se hiciesen conscientes al segundo. Es un tiempo/espacio de regocijo, donde nada es lo que parece, donde cada árbol es distinto de su homónimo, donde cada aguja de pino cubre el suelo de una manera distinta, donde el muérdago se adueña del ramaje del pino, y muestra su esplendoroso verde...

y la luz, la luz que besa suavemente el lienzo,
que se introduce en sus cortezas para darle textura y belleza.. luz que se pierde en sombra, luz que desborda cielos. Las partículas de polvo cobran vida en los rayos horizontales de la  puesta del sol, y el dorado inunda el bosque con un filtro sepia brillante... y allí, en mitad del todo, el Bosque y yo...con la soledad me abrigo...
 
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lunes, 5 de agosto de 2013

TORPE DE MI...

 Una y otra vez intentaba que mi mente no se distrajese con esos pensamientos fugaces pero, a su vez, insistentes. Allí sentado, escuchando las sabias palabras del mar, me encontraba extasiado con pensamientos lejanos...muy lejanos, que volvían una y otra vez a mi embotada mente. La cuarta vez que me pasa en el día desde que pisé esta maravillosa isla. Me habían contado maravillas de este lugar. No exageraban, sin duda. Pero había algo que no me dejaba disfrutar plenamente de este primer encuentro con la paz isleña. El color, el olor, el 

frescor del aire constante, sus luces y sombras, sus tierras tan blancas como negras, tan ocres como azules, tan oscuras como cristalinas... un buen lugar para perderse en el tiempo, me dije. Pero algo vibrante me decía que esta ensoñación ya la había vivido antes. Es como esas visiones repentinas que aparecen en tu cerebro como la imagen de una experiencia exacta, vivida anteriormente en otro tiempo/lugar...la sensación de que la "historia" se repetía.



Qué tienen que ver las "auroras boreales" con Fuerteventura?? Por Dios, cada día estoy más loco de atar... Harto de esa inexplicable asociación, así como de la mencionada sensación de que "esto ya lo he vivido antes" me tenía desquiciado, en lugar de relajarme con ese entorno salvaje... De pronto, el tercer día de estancia en la isla, hice un comentario a los acompañantes de mi vehículo, haciendo referencia al origen volcánico de la isla, dado el número incontable de conos, calderas, coladas de lava...que ibamos viendo de camino al Norte. Sólo entonces reconocí la inexplicable asociación de ideas: estaba en una isla volcánica pura... una vez más, mi torpeza se manifestaba abiertamente: la isla me decía que hace poco estuve en otra maravillosa isla volcánica: Islandia, y la Tierra me saludaba de nuevo, como visitante ya conocido, aunque con una diferencia de miles de kilómetros. A pesar de la diferencia de latitudes, mi Madre Tierra me había reconocido y me estaba saludando... Torpe de mi...

martes, 23 de abril de 2013

AGUA


Nunca hubiera imaginado que de un solo vistazo, de izquierda a derecha, pudiera ver el agua en sus tres estados, sin echar mano de los libros que tan bien nos explicaban esta característica única del líquido primordial. Me fascinaba ver cómo los pedazos enormes de hielo se desprendían del inmaculado glaciar, viajaban a través del improvisado lago semihelado y, tras un corto paseo, desembocaban en el embravecido mar que, como si desconociera su orígen, refunfuñaba con chirridos propios de los frenos del tren ante la presencia solemne del hielo azul. La mirada se dirigía entonces por encima del glaciar, intentando divisar el brillantísimo horizonte, que poco a poco se iba tiñiendo del rojo plateado de estas latitudes; allí, al fondo, podía distinguir débiles columnas de humo que se elevaban al cielo...un humo blanquecino que oscilaba con el viento del norte; eran las fumarolas de tierra adentro. No me había percatado del hecho, pero poco a poco el frío intenso del atardecer me hizo despertar del letargo de los sentidos ante tal espectáculo natural...todo lo que veo es agua...y más agua...esto es de lo que tantas veces me hablaban en la escuela...los tres estados básicos. Y una idea fugaz me pasó por la cabeza, pero el momento era tan intenso, que la aparté de inmediato para poder disfrutar de las voces del mar...
Al día siguiente, recordé la experiencia del agua, y pensé en la encarnizada lucha del agua contra ella misma, en todas sus versiones: desprendiéndose del glaciar con un ruido sordo, para caer en forma de bloque contra las tranquilas aguas del lago, generando olas y espuma..tras ese primer "asalto", todo queda en tablas: el lago deja desplazarse al bloque, hasta dar con las olas del mar; ahí es donde empieza la lucha encarnizada del bloque contra el enfurecido mar... Y en el horizonte, los hilos de humo que se desprenden de la fumarola se pierden en la distancia, trasformados en microgotas que volverán a caer en la superficie para seguir su ciclo, luchan por salir enfurecidos de la tierra incandescente, un gas que hace temblar la tierra en sacudidas espasmódicas, a intervalos de reloj. Hasta el agua intenta imponer su "estado"...o sea, que nos diferenciamos poco de nuestra "ESENCIA"...





jueves, 31 de enero de 2013

INVERNAL

Frío...demasiado frío...el pensamiento se enlentece y tus respuestas se hacen más pesadas, más torpes..."demasiado frío..." te repites una y otra vez.. pero estás cerca. La luz y el frío parece que forman su "mantra" ancestral para penetrar en tu mente sin que llegues a darte cuanta a tiempo...demasiado frío... Otra ráfaga de viento más fuerte te saca del letargo, el mantra se hace "ruido", te desordena, pero tus pies siguen ahí...aferrados al hielo, que se queja cuando descargas tu peso...Otra ráfaga, otro golpe de viento gélido que te hace recordar dónde estás, qué eres... Entonces pides permiso a la montaña, prometes llegar hasta donde ella te deje...ni un paso más... En la cumbre se lo agradeces, dejas que la luz te inunde...el frío es menor aquí arriba (absurdo), te deja "vivir" un momento...Cumbre fría, muy fría...Hay que bajar. 

jueves, 25 de octubre de 2012

GODAFOSS

No es la más caudalosa, ni la más alta... pero el ruido ensordecedor hace que vibre hasta el último átomo de tu cuerpo...Un rugido profundo, vivo, te previene de lo que pudiese ocurrir si un descuido hace que caigas en sus fauces. Caminas con tiento sobre la roca mojada, te aseguras de la dirección del viento, cambiante a menudo en estas latitudes islandesas....Y por fín, conteniendo el aliento, te asomas... Justo en ese momento  descubres, súbitamente, el "por qué" del nombre de la cascada: "Godafoss", "La Cascada de Dios"... Piensas en ello, te sientas en las rocas, y de pronto notas cómo el estómago se te encoge y las lágrimas brotan espontáneamente de tus ojos, sin control ni vergüenza, ... No hay tristeza, no hay felicidad, sólo te embarga una inmensa emoción porque... Dios te mira....Dios te habla...

sábado, 13 de octubre de 2012

EL BAILE DE LA BELLA

El silencio del frío Atlántico Norte sólo se rompe por el choque del mar con la proa de nuestro pequeño barco que, a pesar de ir con los motores parados, produce ese sonido espumoso del mar frío...y de vez en cuando, otro sonido más profundo, animal, como un gemido seco y vibrante...el soplido de la ballena que nos acompaña hoy. Notas que el vello se te eriza, que afloran sentimientos de emoción contenida hasta su avistamiento. Se deja ver majestuosa, ajena a nuestros movimientos, sabedora de que "los curiosos" se marcharán en breve. Tres veces nos muestra su lomo y sus gemidos, antes de voltearse con gracia impropia de sus dimensiones, y enseñarnos la cola a modo de despedida, saludando luego con sus blancas aletas, antes de sumergirse en profundidades que sólo ella conoce... Me queda su foto, y un nostálgico recuerdo de que ella sigue allí.