sábado, 13 de octubre de 2012

EL BAILE DE LA BELLA

El silencio del frío Atlántico Norte sólo se rompe por el choque del mar con la proa de nuestro pequeño barco que, a pesar de ir con los motores parados, produce ese sonido espumoso del mar frío...y de vez en cuando, otro sonido más profundo, animal, como un gemido seco y vibrante...el soplido de la ballena que nos acompaña hoy. Notas que el vello se te eriza, que afloran sentimientos de emoción contenida hasta su avistamiento. Se deja ver majestuosa, ajena a nuestros movimientos, sabedora de que "los curiosos" se marcharán en breve. Tres veces nos muestra su lomo y sus gemidos, antes de voltearse con gracia impropia de sus dimensiones, y enseñarnos la cola a modo de despedida, saludando luego con sus blancas aletas, antes de sumergirse en profundidades que sólo ella conoce... Me queda su foto, y un nostálgico recuerdo de que ella sigue allí.

1 comentario:

  1. Hasta que no te ví, no supe que "lo salvaje" no siempre es "agresivo". Esto ha hecho que me plantee quién es el "salvaje", a través del conocimiento y su evolución; no se habrán invertido los papeles?

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